Las marcas son cada vez más conscientes de que cuanto más descabelladas son algunas de sus piezas, más comentadas, deseadas y por lo tanto únicas. En un momento en el que está todo inventado y casi todo es imitable los diseñadores han optado por sorprender con piezas extravagantes que a simple vista no son para nada extrapolables a las calles.
El caso es que desde la aparición de las redes sociales, en concreto de Twitter, estas piezas no es que adquieran mucha más repercusión sino que llegan a ser demandadas por los usuarios e incluso llegan a ser un best seller dada la expectación creada a su alrededor. Un comentario positivo, un retuit o un like son, en ese sentido, inmediatamente traducibles a venta potencial.
Las editoras y periodistas de moda, estilistas, bloggers y especialmente compradores, que son los que visitan los showrooms, toquetean el producto y transmiten sus impresiones en sus cuentas de Twitter o Instagram normalizando este tipo de tendencias.
¿Estáis de acuerdo con la influencia de Twitter y blogs para vender moda?
